mis relatos

Todos en la mira

Estaba esperando mi número en la oficina de desarrollo social, cuando un muchacho llegó y me preguntó por qué número iban. Le contesté que por el 84, y cuando observé su rostro, vi que tenía una cicatriz que le dividía la frente. Me quedé inmóvil. Más allá de eso se veía delgado, pero saludable y de buen ánimo. Y entonces me dijo: «querés saber que me pasó?», y me contó que estuvo preso, y que su marca en la frente era para el como un recordatorio, para no olvidar quién fue y donde estuvo. Seguir leyendo «Todos en la mira»